Raquel y Rebeca, que casualmente comparten apellido y edad, entran a un supermercado.
Altas, delgadas, pelo y ojos castaños, rasgos suaves y vestimenta actual pero funcional, puede que incluso de la misma tienda. No se conocen de nada, pero entran al supermercado casi a la misma hora, casi siguiendo los pasos una de la otra.
Tanto Raquel como Rebeca cogen un carrito y pasean con el mismo gesto entre en laberinto de pasillos forrados de infinidad de productos.
Llegan a caja casi a la vez con el carro casi igual de lleno pero con una gran diferencia, nada de lo que hay en el carro de Raquel coincide con lo que hay en el carro de Rebeca.
Pese a ser aparentemente similares y pese a haber sido tratadas como similares por todas las marcas a las que se han enfrentado en los pasillos, tienen unas necesidades diferentes para su vida, cada uno de sus productos ha sido una elección para solucionar diferentes problemas de su vida.
Conclusión: Todos somos diferentes, la configuración de nuestra vida es única e irrepetible, por lo tanto necesitamos crear, o encontrar, soluciones adaptadas a nuestra circunstancia.

¿Qué es la filosofía práctica?

En estas lineas voy a explicar lo que significa este término para mi, y la utilidad que yo le doy, de hecho me da igual llamarlo filosofía práctica o filosofía personal. Ante todo no es lo mismo que la práctica filosófica, ni es algo enfrentado, de hecho es una gran herramienta y fuente de filosofía práctica.
Al igual que el ejemplo del supermercado, en la vida podemos recurrir al conocimiento y la razón para seleccionar la forma de solucionar nuestros problemas más triviales o más trascendentales, y este conocimiento puede ser creado por nosotros mismos mediante la atención y la reflexión, o puede ser encontrado entre la experiencia y sabiduría que nos pueden transmitir otras personas, ya sean los grandes nombres de la filosofía o alguien de nuestro circulo cotidiano.
Yo llamo filosofía práctica a aquella sabiduría de vida que me resulta útil, que queda grabada en mi interior y me sirve de recurso para afrontar los problemas de la forma en que quiero afrontarlos, es decir, me acerca al proyecto personal que tengo premeditado para mi mismo.
“Lo que deba aprender, lo aprenderé haciéndolo”
Sócrates, Siglo V (A.C.)

¿No es todo el saber susceptible de ser práctico?

Posiblemente todos los saberes tengan su aplicación práctica, o como mínimo ayuden a la resolución de problemas, pero no todo el saber sirve para solucionar cualquier problema, y no cualquier saber puede ayudarnos a nosotros en contreto.
Mucho es el saber que ha pasado por mis manos, pero no tanto el que se ha quedado en mi interior. Solamente aquel saber al que le he podido dar una experiencia vivencial y me ha aportado una ayuda real, es el que me acompaña.
Abarcar todo el saber es imposible, y ser un erudito de poco sirve fuera del ámbito académico. Mi forma de afrontar la filosofía es vivir mejor partiendo de un trabajo interior, una práctica personal, tal como es la configuración de mi vida.
“¿De qué sirve el saber si no es práctico?
Saber vivir es hoy el verdadero saber.”
Baltasar Gracián, Siglo XVII